En Concepción

Performance: otra mirada de expresión artística

Alejada de los modos convencionales de hacer arte, esta disciplina cada día ha ido adquiriendo mayor visibilidad en nuestra zona. Principalmente son jóvenes, los que se atreven a intervenir espacios públicos y a utilizar el propio cuerpo, como único soporte de creación.

Por Carla Marchant

Aunque la performance no es nada nuevo, hoy recién estamos viendo como poco a poco aumenta el número de artistas y personas interesadas en este tipo de manifestaciones. Es una disciplina que viene a romper con el tradicional arte académico, y que busca mediante el uso del cuerpo, producir un quiebre en espacios que son públicos y cotidianos.

Surge a comienzos del siglo XX con los movimientos vanguardistas que se generaron en Europa, tales como el dadaísmo y el surrealismo. Más tarde, durante la década del 60’, diferentes artistas comienzan a formular críticas hacia la sociedad de la época, mediante estas intervenciones.

Un modo distinto de expresar el arte, y que en la ciudad de Concepción, cuenta con destacados exponentes. Son profesionales, estudiantes y aficionados de las artes visuales, que desarrollan sus trabajos impulsados por diferentes motivaciones. Sin embargo, todos están unidos por la cooperación y por ciertas características comunes que envuelven a esta disciplina.

Aristas de la performance

Cuatro son los elementos que le dan vida a la performance. La intervención de una persona con su cuerpo, la presencia de un público receptor de la obra, la existencia de un lugar donde se desarrolla y también la existencia de un tiempo determinado.

“En la performance se mezcla lo visual y lo espacial. Hay una necesidad de trabajar aquello que está ocurriendo, in situ, al instante. Entonces la intervención aparece como una herramienta efectiva”, dice Edgardo Navarro, jefe de la carrera de Pedagogía en Artes Plásticas de la Universidad de Concepción.

La performance, por lo tanto, existe en el momento que se está realizando y responde a un tiempo delimitado. Si bien se pueden registrar las acciones en fotografías y videos, éste material sólo cumple la función de dejar constancia de lo expuesto.


Motivación que surge en la niñez

“Lo mío comienza con una inquietud. Antes de entrar a estudiar artes, me cuestionaba cosas cuando era niño. Salir desnudo, disfrazado, pintado. Y este juego remoto de la infancia, de salir con mil globos o instalar un robot en la calle, se parecía a lo que hacía la performance. Entonces empecé a realizar performance por un tema de reencuentro con mi infancia”, comenta Jorge Grandón.

Es performer y actualmente cursa cuarto año de Pedagogía en Artes Plásticas en la Universidad de Concepción. “Wuatanaz”, como se le conoce en el ámbito de la performance, ha creado en Linares, su ciudad de origen, una serie de instalaciones propias. Aquí en la zona, ha colaborado a otros destacados artistas del área, como Guillermo Moscoso, Luis Almendra y Álvaro Pereda, más conocido como Alperoa.

“Actualmente estoy en un receso temporal, ya que tengo que dedicarme a los estudios primero y después a hacer obras. Por lo tanto, mi performance ahora, es reflexionar”, comenta.

Por ahora trabaja en el proyecto de un video educativo biográfico documental, que da cuenta de cómo enseñar en el aula de clases el sentido y preparación de una performance.


El rol social del arte

Otro destacado exponente de la performance es Guillermo Troncoso. Se declara productor visual desde hace doce años. Es destacado en nuestra zona por su trabajo constante, su rigurosidad, planificación y el fuerte mensaje social que incluye en sus intervenciones.

“El arte contemporáneo para mí, cumple su objetivo, cuando tiene una reflexión en torno a lo social. Para mí es importante que el arte salga a la calle, que las personas se nutran. En esa reflexión, hay que hacer el ejercicio de llevar lo privado a lo público. Uno es catalizador de fenómenos sociales”, dice Moscoso.

Su afán es visibilizar mediante esta manifestación artística, todos aquellos temas que comúnmente son invisibilizados por la sociedad. Sus trabajos incluyen temáticas diversas, como el derecho a los animales, el femicidio, la diversidad sexual, las masculinidades, la pedofilia, entre otros. Sin embargo, su trabajo más reciente y acabado es el que aborda la temática del SIDA.

“Quizás podría decir fehacientemente que soy uno de los únicos artistas chilenos, que tiene documentado el tema SIDA, desde todas sus aristas. La instalación, desde el grabado, la pintura, el collage y la performance”, agrega.

Tiene varios proyectos en mente. Por ahora trabaja en una propuesta colectiva del artista visual Álvaro Pereda, que será expuesta en el Museo de Bellas Artes del Mall Plaza del Trébol de Talcahuano. Asimismo, planea hacer una intervención para reflexionar sobre los temas políticos y sociales que rodean a la Virgen como símbolo religioso.
El ingreso reciente a la performance

“Este tipo de formato llamó inmediatamente mi atención. De cierta forma respondía a necesidades personales de exploración del cuerpo. Ello trajo una casi obsesiva investigación y análisis de la performance”, comenta Adriana Ravanal.

Es licenciada en Artes Visuales y actualmente está optando al título profesional de Productor Visual en la Universidad de Concepción. Tan sólo hace un año comenzó a trabajar en esta disciplina y reconoce lo que ha significado hasta el momento para su vida.

“Lo que para mí es hacer performance ha variado y está en una constante transformación. Pero sin duda, es una experiencia que se abre a la percepción que juega con las emociones al instante, tanto del que las recibe como del que las ejecuta. Te desnuda, te expone al yo, a sentir en el sentido más amplio y a vivir una experiencia dionisiaca”, indica.

Entrevista realizada por carla Marchant para resvista digital nn, Concepción, 2010, chile